Las correas pueden lastimar a todos


Las correas y arneses son parte de la vida cotidiana de los propietarios que tienen mascotas. Están relacionados con uno de los momentos más divertidos que ambos pueden tener en compañía uno del otro: la caminata diaria.
Se trata de una actividad que ayuda no solo a reducir el estrés y mejorar su salud, sino también a crear vínculos con ellos. Pero lo que puede ser un momento de relajación y convivencia, puede convertirse en un verdadero martirio si el perro está fuera de control y pasa todo el tiempo tirando de la correa.
Las correas pueden causar fracturas.

Para evitar lesiones tanto en el canino como en su dueño, el primer consejo es educar a su perro para que no tire de las correas o el arnés mientras camina. Esta puede ser una tarea difícil para las personas, especialmente si es la primera vez que crían a un perro y éste tiene un temperamento complicado o es muy fuerte.
Hay que saber que los perros generalmente tiran de la correa por 3 razones básicas: no están acostumbrados a caminar lentamente al lado del dueño, tienen prisa por llegar a los lugares que les interesan o porque el mismo dueño los jala.
Por esto es importante que su perro camine sin jalar la correa y que uno mismo no jale ésta sin una buena razón. Si el perro lo vence, no hay que ir tras él porque lo ve como una recompensa y asume que con fuerza avanza hacia donde quiere ir.
Tampoco hay que jalarlo fuertemente, ya que puede lesionarse el cuello si lleva un collar y no un arnés. Lo que se puede hacer es bajar el pie y tocar su cuerpo con determinación para hacer que se detenga.
Una buena herramienta es ofrecer un refuerzo positivo cada vez que no jale la correa y camine al mismo ritmo que el dueño. Usar alimentos o palabras de elogio de forma paulatina. El perro terminará haciendo la asociación entre caminar lentamente y las cosas que le gusta recibir.
No amarrarse la correa.
Algo importante que aconsejan los especialistas para evitar heridas es que los dueños que pasean perros impulsivos y fuertes no envuelvan las correas alrededor de sus muñecas o dedos para que no se lastimen cuando su mascota corra repentinamente.
Sucede lo mismo con las personas que ponen sus dedos debajo del propio collar del animal para controlarlo. No se recomienda hacer esto porque pueden lesionarse igualmente con un fuerte jalón.
Para los dueños de perros grandes, también es apropiado que mantengan sus correas cortas, ya sea que usen un collar o un arnés, porque así se evita que ganen velocidad durante la carrera, lo que aumentaría la fuerza de un jalón repentino. Pero al final lo mejor es apostar por la educación adecuada para el perro.
Utilizar más el arnés.
Muchos profesionales y veterinarios desaconsejan el uso de collares debido a la delicadeza del cuello canino. Está formado por músculos y estructuras importantes que con los tirones, pueden causar contracturas o inconvenientes más graves, como compresión de la médula espinal, problemas respiratorios, de tiroides o incluso neurológicos.

Si estás seguro de que tu perro nunca jalará y de que se sentirá relajado al caminar a su ritmo, el collar puede ser una opción que no causará ningún problema, pero si es todo lo contrario y jala de vez en cuando, incluso si está entrenado, es mejor usar un arnés, también conocido como pechera, porque en éste la fuerza de tracción se distribuye mejor.
Darle tiempo para oler.
El olfateo es la forma en que los perros se comunican con el mundo. Querrá oler todo lo que pueda parecer basura para uno, pero no hay que regañarlo ni jalarlo, simplemente hay que tenerle paciencia y esperarlo.
Mantenerlo vacunado y desparasitado es ideal para protegerlo de enfermedades que podría contraer en el exterior.
Que se acerque a otros perros.
Es normal que al caminar quiera acercarse a los perros que se encuentre, por lo que se debe ser más flexible con la correa y darle un momento. Esto se debe a que los perros son animales sociales y necesitan esta interacción con otros de su clase, pero solo si lo hace de una manera cordial y no agresiva.
Sabiendo esto es posible evitar problemas a largo plazo tanto para los perros como para los dueños. Salir a pasear no debe ser una mala experiencia, ni mucho menos una situación dolorosa, por lo que tomando en cuenta todo esto se protege la salud de su mascota y la integridad física de uno mismo.
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